La vida negociable by Luis Landero
My rating: 1 of 5 stars
Después de haber disfrutado con los recuerdos familiares novelados de "El balcón en invierno" esperaba muchísimo de esta novela. La lectura de "La vida negociable" (podría haberse llamado "Vida y miserias de Hugo Bayo" o "Huguito el bipolar") ha resultado una experiencia frustrante. No sé qué esperaba Landero al dar 'vida' a esta criatura que, a un lector como yo, tan pacífico y bonachón, le ha despertado los peores instintos asesinos (ay, Hugo, cómo detesto haberte conocido). Es normal que podamos antipatizar con el personaje principal de una novela, o qué nos despierte depravados sentimientos. Sin embargo, ocurre que, como la madre de un hincha violento y neonazi, Luis Landero parece susurrarnos "mi niño es mú bueno". Se trata de una novela de formación cultivada en un suelo donde prospera desde hace siglos el espíritu de la picaresca. De esa mezcla uno espera simpatizar algo más con el protagonista, disculpar algunos de sus vicios, obviar sus debilidades, pero nunca avivar con gasolina los instintos asesinos. Otro problema que hace flaquear esta novela es que toda la trama se resquebraja desde el momento en que no nos resulta creíble. Los personajes no parecen obrar movidos por fuerzas que existen dentro de esta historia sino que parecen justificase porque su autor ha decidido que sea así. Llanamente. Ni el personaje de Hugo Bayo ni sus puntos de apoyo (la familia, la novia o el amigo de la infancia, por citar los más importantes) son creíbles en sus actos y motivaciones. En vez de un destino, solo hay una absurda impresión de aleatoriedad y gratuidad que aturde y abochorna. Y finalmente me acaba repeliendo la impresión de que hay un fin moral o de redención en el protagonista (de ahí el título "La vida negociable"): ese darse cuenta de Hugo de que está cayendo en lo más bajo y tomar conciencia de que tiene que cambiar su vida pero diez páginas más tarde tenemos ganas de volverle a romper esa jeta... Bueno, si no conocen a Landero les recomiendo encarecidamente "El balcón en invierno". Próximamente, iré descubriendo alguna de sus obras anteriores para averiguar cuál de las dos obras que conozco era la anomalía.
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Después de haber disfrutado con los recuerdos familiares novelados de "El balcón en invierno" esperaba muchísimo de esta novela. La lectura de "La vida negociable" (podría haberse llamado "Vida y miserias de Hugo Bayo" o "Huguito el bipolar") ha resultado una experiencia frustrante. No sé qué esperaba Landero al dar 'vida' a esta criatura que, a un lector como yo, tan pacífico y bonachón, le ha despertado los peores instintos asesinos (ay, Hugo, cómo detesto haberte conocido). Es normal que podamos antipatizar con el personaje principal de una novela, o qué nos despierte depravados sentimientos. Sin embargo, ocurre que, como la madre de un hincha violento y neonazi, Luis Landero parece susurrarnos "mi niño es mú bueno". Se trata de una novela de formación cultivada en un suelo donde prospera desde hace siglos el espíritu de la picaresca. De esa mezcla uno espera simpatizar algo más con el protagonista, disculpar algunos de sus vicios, obviar sus debilidades, pero nunca avivar con gasolina los instintos asesinos. Otro problema que hace flaquear esta novela es que toda la trama se resquebraja desde el momento en que no nos resulta creíble. Los personajes no parecen obrar movidos por fuerzas que existen dentro de esta historia sino que parecen justificase porque su autor ha decidido que sea así. Llanamente. Ni el personaje de Hugo Bayo ni sus puntos de apoyo (la familia, la novia o el amigo de la infancia, por citar los más importantes) son creíbles en sus actos y motivaciones. En vez de un destino, solo hay una absurda impresión de aleatoriedad y gratuidad que aturde y abochorna. Y finalmente me acaba repeliendo la impresión de que hay un fin moral o de redención en el protagonista (de ahí el título "La vida negociable"): ese darse cuenta de Hugo de que está cayendo en lo más bajo y tomar conciencia de que tiene que cambiar su vida pero diez páginas más tarde tenemos ganas de volverle a romper esa jeta... Bueno, si no conocen a Landero les recomiendo encarecidamente "El balcón en invierno". Próximamente, iré descubriendo alguna de sus obras anteriores para averiguar cuál de las dos obras que conozco era la anomalía.
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